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¿Curatores o Comisarios?

“Y si esto a lo que me has traído es una exposición de pintura, ¿qué pinta un curador aquí?”. La señora acababa de llegar a la Galería, muy a su pesar, porque el Sálvame deLuxe ese día emitía varias entrevistas de extraordinario contenido cultural, y no lo entendía bien. Su amigo le respondió: “No, nada tiene que ver con la sanidad. No es un curandero, es el Comisario de la expo”. La señora ya no tuvo dudas: “Ah, entonces con la policía me siento más segura.” y una hora después estaba viendo Gran Hermano. Súper Vip.

De todos modos la acepción/definición no deja de tener su Arte. La persona que organiza una exposición artística suele conocerse como comisario/a, curator” en inglés, o “curador”, mal traducido. Dejémoslo en Comisario, y eso que a los ajenos al Arte la propia palabra si es cierto que puede llevar a la confusión, pero se podría definir como un “Operario de ideas”, un organizador, o como opina Eugenio Ampudia “comisario es cualquiera que ha sido comisariado para algo, para realizar un determinado trabajo”. Sin menosprecio alguno. En la antigua Roma los Curator (daviti, legitimii, kalendarii) eran oficiales públicos encargados de diversas funciones, pero hoy la palabra curador tiene esa connotación de cura, de sanar y, efectivamente, el comisario de arte es como un psicoanalista o un editor que elabora una sintaxis para que se comprenda mejor el discurso del artista e intermedia entre el artista y el público para que alcancen un punto en común de entendimiento. Ha de tener rigor y experiencia, investigar, y mucho contacto con el creador o con el tema elegido para el proyecto a comisariar.

Ese es el punto de partida, pero elegir un buen Comisario no es nada fácil. Hay muchos tipos de exposiciones: colectivas, individuales, artistas fallecidos, y diferentes también si están concebidas para una galería pequeña, un Museo, un centro público o privado, en la calle o una bienal. Y hay tantos tipos de comisarios como de exposiciones. Historiadores, críticos, marchantes, periodistas, tienen muchos perfiles y en este caso ninguna discriminación por sexo, sino por habilidad y experiencia, calidad y condiciones innatas de buen gusto y criterio profesional. Los “Curator” suelen ser adorados o calumniados (como la canción) en el mismo porcentaje; envidiados y en muchos casos denostados, pero casi siempre fiables y muy reconocidos.

Nunca hay que generalizar, sino analizar la situación de una profesión que es vital para el buen desarrollo de las artes plásticas y, lo que es más importante, del entendimiento por parte del público. El comisario tiene además un protagonismo añadido, porque no solo articula el discurso teórico y referencial sobre el que va a girar la muestra sino que en muchos casos incluso rastrea y contacta con galeristas y museos para coordinar la selección de obras que integrarán su proyecto artístico. Una doble condición en muchos casos: gestor profesional y comercial. Por eso la importancia de su elección. Un artista emergente, una obra de calidad, y un buen Comisario/a maridan a la perfección. Piénsalo antes de elegir.

Imagen: “El beso”, témpera. Raúl Romero Altares.