Sr. Montoro, ¿qué hay de lo nuestro?

La semana pasada el IVA cultural volvió a la carga. Más de lo mismo. Unos medianamente satisfechos y otros, como en La Escopeta Nacional, ¿qué hay de lo nuestro señor Ministro?. El nuevo gravamen no deja a nadie indiferente, porque si bien la bajada del IVA cultural para los espectáculos en directo es, sin duda, una buena noticia, los del cine continúan sintiéndose perjudicados y parte de los que nos dedicamos a la pintura nos tiene también pendientes y a la espera. Un eterno sin vivir.

Una corrida de toros, una performance, el teatro, actuaciones y espectáculos, un concierto, etc, etc, ya tienen –al menos- una adecuación en el impuesto, pero tanto el universo cinematográfico como las galerías de arte reclaman una revisión urgente, porque en realidad la bajada que se realizó en el 2014 supuso una trampa para los intermediarios del arte. Mediante Real Decreto Ley 1/2014, de 24 de enero, en el que se encuentran sujetos los artistas, se establece el IVA reducido para los autores o derechohabientes de las obras y las importaciones y entregas de objetos de arte, antigüedades y objetos de colección, así como, las adquisiciones intracomunitarias de los objetos de arte, tributan por el tipo reducido del 10%, y no por el tipo general del 21%, en aquellos supuestos en que la venta del bien objeto sea realizada por los propios autores, o bien, por los empresarios que no tengan la consideración de revendedores.

Esta reducción del tipo impositivo de los objetos de arte fomenta las transacciones de las pinturas, pero sigue dejando desfavorecidas a las galerías, marchantes o casas de subastas. El Estado español aplica un tipo impositivo del 21% para las transacciones de obras de arte mientras que en el resto de Europa se aplica un tipo mucho más reducido (concretamente, en Italia o Francia un 10%). La reducción del tipo impositivo de IVA, además de permitir competir con otros artistas a nivel internacional también permite generar nuevas oportunidades para que los artistas de nuestro país impulsen de nuevo sus producciones, así como, facilitar que surjan nuevos artistas.

Lo que mantiene la controversia es la imposibilidad de aplicar el tipo reducido del 10% a los revendedores. Vaya, a las galerías y galeristas, que el art. 136 LIVA los define como aquellos empresarios que, con carácter habitual, se dedican a la compra de los bienes para posteriormente venderlos a terceros. También tienen la consideración de revendedores los organizadores de subastas públicas cuando estos actúan en nombre propio a través de un contrato de comisión de venta. Galeristas, anticuarios y los organizadores de subastas, por su consideración de revendedores, son los que se ven más perjudicados por la reducción del tipo imponible. Compran los bienes a los artistas por un tipo impositivo reducido (10%), pero en la reventa de los bienes se aplica el tipo impositivo general (21%).

Los galeristas de Art Barcelona reclaman al Gobierno un compromiso con el arte contemporáneo «como pieza fundamental de la realidad cultural del país»

De hecho, el malestar ya he tenido la primera repercusión. Art Barcelona, la asociación que reúne a las galerías más importantes de la Ciudad Condal, ha emitido un comunicado pidiendo que la bajada del IVA se aplique también a las galerías asociadas en Cataluña. En dicho documento, los galeristas expresan su optimismo «por el cumplimiento de una reclamación que durante el último lustro ha unido al sector cultural de nuestro país», pero abogan para que «la medida se haga extensiva cuanto antes al resto de sectores culturales, que continúan castigados con un gravamen en ocasiones muy superior al de los países de nuestro entorno».

De esta manera, el gremio, desde Barcelona, señala: «No sorprende la omisión de las galerías en la bajada del IVA, una desconsideración hacia el sector similar a la vivida con la “rebaja trampa” que desde 2014 anima a marginar al galerista en las transacciones de obras de arte». La reivindicación de Art Barcelona se apoya, una vez más, en reivindicar la galería «como una pieza fundamental en el proceso de la creación y la difusión del arte contemporáneo».

«La debacle provocada en la cultura española con la subida del IVA de 2012 se tradujo en el sector del arte en una pérdida inmediata de competitividad a nivel internacional, lo que causó el cierre de galerías y un considerable descenso de las ventas». A todo esto se añade, en su opinión, «efectos difícilmente cuantificables pero tangibles después de cinco años, como la menor presencia de galerías y artistas españoles en el escenario internacional y el éxodo de la creación y del mercado artístico a países más competitivos».

«En uno de los momentos más difíciles del sector –concluye el documento– los galeristas de Art Barcelona reclamamos del Gobierno un compromiso con el arte contemporáneo como pieza fundamental de la realidad cultural del país. Si la creación española quiere ser competitiva en el mercado internacional, necesitamos con urgencia una rebaja del IVA que nos equipare a nuestros vecinos europeos»