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ARCOmadrid 2017 | Las tres piezas más caras

“The red base”, 1969. Alexander Calder. Escultura, 2,5 millones de euros. Galería Mayoral.

Alexander Calder (1898 – 1976) fue un escultor estadounidense conocido como el creador de los móviles «mobiles», un tipo de escultura hecha con formas delicadamente equilibradas o suspendidas que se mueven en respuesta al tacto o las corrientes de aire en movimiento. Las esculturas monumentales estacionarias de Calder se llaman «stabiles». También produjo figuras de alambre, que son como dibujos hechos en el espacio, y sobre todo una serie de obras de circo en miniatura.

“Three Laughing at one”, 2000. Juan Muñoz. Escultura, 1,55 millones de euros. Galería Elvira González.

Juan Muñoz Torregrosa (1953 – 2001), madrileño, escultor, escritor, ilustrador y creador de artes auditivas, “poeta del espacio”. Sus figuras humanas son algo inferiores al tamaño real e interactúan entre sí en el espacio expositivo, creando una secuencia viva, dinámica, en la que el espectador puede participar y sentirse involucrado. Al mismo tiempo, el escultor juega con la ausencia de individualidad en sus figuras, ya que su monocromatismo les hace perder sus rasgos de personalidad hasta crear una sensación incómoda e inquietante en el espectador.

«El triunfo de Nautilo», 1941. Salvador Dalí. Óleo sobre lienzo, 1,4 millones de euros. Galería Leandro Navarro.

Dalí lo pintó al poco de llegar a Nueva York, en 1941, huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Pertenecía a una colección particular, y su primera dueña, la bailarina, coreógrafa y actriz alemana Vera Zorina (1917-2003), era la viva imagen de Venus. Debió de ser un cuadro muy importante para la bailarina, que no se separó de él hasta su muerte. Fue en 2003, tras su fallecimiento, cuando aparece el cuadro en la sede de Christie’s, en Nueva York. Entonces se vendió por 165.000 euros. Nueve años más tarde volvió a aparecer en Christie’s, esta vez Londres, y cuatro años después vuelve a estar disponible en Arco. Por 1.400.000 euros.

El triunfo de Nautilus es una alusión directa al cruce del Atlántico de Dalí y Gala. El Nautilus es la nave que conduce el pacifista Nemo, en la conocida novela de Julio Verne, 20.000 leguas de viaje submarino. A ambos lados de la composición, dos mujeres que sujetan telas, como si fueran velas empujadas por el viento. Mientras pinta esta obra, acaba su autobiografía temprana, La vida secreta de salvador Dalí, que se publica en Nueva York, en 1942. Lo primero que llama la atención del cuadro es el terciopelo rojo entre el marco florido y la pintura. El galerista Leandro Navarro tiene la exclusiva de su venta durante un año.

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