Dios, Dalí y el Sporting de Gijón
La faceta de Dalí escultor ha estado semioculta muchos años a la sombra de su actividad pictórica. Sus biógrafos cuentan que su casa de Portlligat era el escenario donde el artista creaba y fue allí, en los años sesenta y setenta, donde modeló una serie de esculturas para el galerista Isidro Clot y Juan Quirós. Tenía un ritual: trabajaba fuera del taller, preferiblemente al sol del verano y a una hora precisa. El borde de su piscina, donde esculpía hasta la hora de comer, vio nacer muchas de sus esculturas.
Una colección única, compuesta por 54 piezas, todas ellas modeladas directamente en cera y fundidas, y a continuación, mediante el procedimiento llamado “a la cera perdida” se obtenía un molde original fiel a la obra creada. El artista quiso que sus esculturas se fundieran siempre de esa forma y que luego fueran cinceladas y bruñidas en las mejores fundiciones de arte de Italia, Francia y España con las que trabajaba habitualmente. Los materiales que empleó fueron la cera, el yeso y la arcilla.
La escultura de Dalí procede, en gran parte, de su arquitectura. Cualesquiera que sean los temas o medios para realizarla, el artista intenta siempre organizar un conjunto “morfológico” e instalarlo en el espacio, además de demostrar una voluntad por crear obras de grandes dimensiones. Y es que Salvador Dalí consideraba que “la exageración es lo único de lo que el mundo nunca tendrá bastante”. Desde sus años parisinos, allá por los años treinta, Dalí ha reflejado en muchas de sus obras la voluntad de escapar a la medida humana.
Una de aquellas piezas, “Dios solar emergiendo de las aguas de Okinawa” (1974-1975) obra hoy en poder del Sporting de Gijón quien, a su vez, y debido a las deudas que tiene contraídas con el Ministerio de Hacienda, ha ofrecido la escultura para condonar un pago que oscila entre los 4 y 6 millones de euros. Se trata de una alternativa totalmente legal y amparada en el artículo 40 del Reglamento General de Recaudación y en el artículo 60 de la Ley Tributaria 58 – 2003. El problema es que no va a poder ser, porque el Tribunal Supremo ha vuelto a rechazar el recurso del club gijonés de subsanar su economía con obras de arte. Cosas que pasan.
Dios, Dalí y el Sporting de Gijón. Pues es real. El culebrón de los clubes de futbol y los pagos con Hacienda puede dar un cambio sustancial en los próximos meses, y es que la negativa de la Agencia Tributaria a negociar con la mayoría de ellos ha provocado encontrar un camino alternativo: pagar en especies. Puede servirle a alguien el post, porque no se trata sólo de los clubes deportivos, sino cualquier ciudadano y/o empresa, pueden pagar sus deudas con Hacienda mediante el ingreso de dinero o mediante el pago en especies con BIC (Bienes de Incontestable Valor). ¡Quien tuviera un Dalí!.
En este caso el pago consiste en acudir a un fondo de inversión de obras de arte europeo al que compran una obra de arte en condiciones ventajosas (ya sea en cuanto a precio como en cuanto a plazos para el pago de las mismas) y reducir su deuda con Hacienda después de una tasación a través del Informe Previo de Patrimonio. Si Hacienda acepta “Dios emergiendo de las aguas de Okinawa” el conjunto asturiano traspasaría su deuda al citado fondo de inversión de obras de arte, que le ofrece mejores pagos más cómodos y dilatados en el tiempo.
¡Si Salvador levantara la cabeza!.