Facultad de Bellas Artes | “Las mujeres no pueden pintar desnudos”
El origen de la actual Facultad de Bellas Artes se remonta a mediados del siglo XVIII, cuando se fundó en Madrid la Real Academia de San Fernando (12 de abril de 1752). La finalidad de la nueva entidad era: “Promover el estudio y cultivo de la pintura, escultura, arquitectura y música, estimulando el ejercicio y difundiendo el buen gusto artístico con el ejemplo y la doctrina”. Los primeros estatutos siguieron los modelos de las Academias de París y Roma. La Academia Real de Bellas Artes francesa había sido creada durante el reinado de Luis XIV, en 1648, con el propósito de elevar la condición social de los pintores, poniéndolos al servicio de la corona y acabando con la antigua ordenación gremial. La Academia formaba a los artistas, y su enseñanza terminaba con la posibilidad de ganar el Grand Prix de Rome, una beca para vivir en la sede que tenía la entidad en Roma. Al volver de la estancia, el candidato debía presentar una de sus obras, y si superaba la prueba ingresaba en la Academia y podía exponer en los Salones. A partir de 1725 estas exposiciones oficiales se celebraron en el Salon carré del Louvre. Ese fue el origen del nombre de Salón para las exposiciones que se celebraron cada dos años, de 1748 a 1795. Este modelo fue imitado en toda Europa: en 1752 se fundó la Real Academia de San Fernando en Madrid y en 1768 la Royal Academy en Inglaterra.
La primera sede de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1745, fue la Casa de la Panadería, en la Plaza Mayor de Madrid. En 1774, el mecenazgo de Carlos III permitió comprar el palacio de Goyeneche o Casa de la Miel, en la calle Alcalá, nº 11, obra del arquitecto barroco José de Churriguera. Diego de Villanueva reformó el edificio y la Academia ocupó los sótanos y el primer piso. El fondo del edificio, en la calle de la Aduana, se dedicó a la Escuela. En 1752, la Academia tenía más de 300 alumnos, que fueron 1.079 al final del siglo XVIII.
En el reinado de Isabel II, una reforma educativa separó definitivamente la Escuela de la Academia. La Ley Moyano (R.D. 7 oct. 1857) elevó a categoría de enseñanza superior los estudios realizados en la Escuela de Bellas Artes, que constaban de: Anatomía pictórica, Perspectiva, Estudios del antiguo, Estudio del natural y ropajes, Colorido, Paisaje, Composición aplicada a la pintura y a la escultura, Modelado y Teoría e Historia de las Bellas Artes. La sede de la Escuela continuó en el Palacio de Goyeneche, compartido con la Academia, hasta octubre de 1967. Ese año se impartió el primer curso de la Escuela de Bellas Artes en la Ciudad Universitaria, en el edificio que aún ocupa actualmente, en la calle del Greco, nº 2, obra del arquitecto Pascual Bravo. Más adelante, este edificio se completó con las instalaciones que se habían proyectado inicialmente para albergar el Museo de Reproducciones Artísticas, obra del arquitecto Víctor de’Ors.
Las mujeres no pueden pintar desnudos.
Como recuerdo de su pasado dieciochesco, la facultad conserva en su biblioteca una importante colección de desnudos de academia. Son 285 dibujos datados entre 1752 y 1914, realizados por antiguos alumnos, muchos de los cuales fueron pensionados en Roma. Entre ellos, sólo uno firmado por una mujer, la alumna Marcelina Poncela y Ontoria, una de las seis matriculadas en 1884 en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado; era la madre del dramaturgo Enrique Jardiel Poncela. 1878-79 fue el primer año en que hubo alumnas matriculadas en la Escuela, pero las mujeres no podían acceder a dos asignaturas: Anatomía Pictórica y Colorido y Composición. Este dato recuerda que en toda Europa las mujeres no fueron admitidas en las clases de dibujo del natural hasta finales del siglo XIX. En esas clases los alumnos estudiaban anatomía y aprendían a representar correctamente figuras, pero se consideraba que el estudio del desnudo perjudicaba valores femeninos como la modestia y la pureza. Inglaterra y Estados Unidos fueron los primeros lugares en los que la enseñanza femenina superó estos prejuicios. En la Royal Academy londinense había cinco alumnas en 1862, que llegaron a 130 en 1879. Sólo en 1893 las estudiantes de pintura tuvieron clases con modelos desnudos, y la enseñanza en esas clases no fue mixta hasta 1903.
La Ley General de Educación de 1970 convirtió las Escuelas Superiores de Bellas Artes en facultades. Según el Real Decreto de 14 de abril de 1978: “Las Escuelas de Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla y Valencia se transformarán en Facultades universitarias, con la denominación de Facultades de Bellas Artes.” En esa fecha la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando se incorporó a la Universidad Complutense. El Programa de Convergencia Europea determinó una revisión del plan de estudios de Bellas Artes, y la creación de tres títulos de grado distintos: Bellas Artes; Conservación y Restauración, y Diseño. El grado en Bellas Artes se comenzó a impartir en el curso 2009-10, y hubo que esperar al curso 2011-12 para que los otros dos grados iniciaran su propia andadura. El Libro Blanco para el diseño de titulaciones vinculadas a Bellas Artes contemplaba también la futura creación de una nueva área de conocimiento vinculada a la Fotografía y el Vídeo.
Texto: Historia de la UCM – Facultad de Bellas Artes.
Fotos: Digitalización original de la Universidad Complutense, obra Raúl Romero Altares. 1976/1977