¿A qué huele Pablo Picasso?
Un libro transformará algunas de las más importantes obras de Picasso en olores, de manera que las personas ciegas puedan interpretar lo que el artista quiso expresar con sus pinturas. La autora ha iniciado una campaña de ‘crowdfunding’ para costear el proyecto, para lo cual necesita alrededor de 69.000 euros.
El Guernica, por ejemplo, tendría un olor «muy fuerte», quizás a pólvora. Remedios Rabadán se propuso hace cuatro años acercar las obras de Picasso a las personas con discapacidad visual de manera que, a través del olfato, pudieran sintonizar con aquello que el autor plasmó en su pintura. Su proyecto, ‘La Esencia de Picasso’, consiste en reunir doce obras con diferentes olores, aunque la mayoría serían «aromas mediterráneos» como la lavanda, explicó la impulsora en declaraciones a Servimedia. «Ese impacto de las figuras queda reflejado también en el olfato», y es que los olores también permanecen en la memoria, al menos «diez años».
Este juego entre pintura y olfato se consigue gracias a una técnica de vanguardia, nanotecnología pura y dura aplicada en los lienzos del malagueño. Se trata de la «microencapsulación», gracias a la cual se encapsulan los olores y fragancias en las burbujas de pintura que, más tarde, se mezclan con un barniz. Así se consigue que la pintura desprenda aromas cuando se pasan los dedos por ella. «Es un libro muy terapéutico con fragancias relajantes, de manera que el olor llega directo al cerebro«, precisa la artista.
«Lo bueno de esta tecnología es que se puede ser fiel al lienzo original y, a través del olfato, tener otras sensaciones», asegura Rabadán, que lleva a cabo una reinterpretación sensitiva de las pinturas de Picasso. «Los artistas se han reinterpretado unos a otros a lo largo de la historia», como ya hizo el propio autor del Guernica con las meninas de Velázquez. Asimismo, cada pintura cuenta con una descripción en braille y en letra impresa a gran tamaño, a fin de que las personas con discapacidad visual puedan acompañar el olor con una explicación del cuadro en cuestión. Cada olor iría relacionado, en la mayoría de las pinturas, a un color determinado. Por ejemplo, el amarillo está asociado a la vainilla, el naranja a la mandarina, el verde a la albahaca o el blanco al azahar. El negro, por su parte, huele a cacao.
La intención de Remedios Rabadán es imprimir en torno a mil ejemplares, que tendrán un tamaño de 30 por 37 centímetros. Para ello necesita recaudar alrededor de 69.000 euros, por lo que piensa iniciar una campaña de ‘crowfunding’ o micromecenazgo en la plataforma Verkami con el objetivo de financiar el proyecto. A pesar del carácter inclusivo de su libro, la autora no sólo se centra en un público invidente sino que invita a cualquier aficionado a la pintura a conocer su idea, ya que «se tardan 10 años en olvidar un olor y sólo tres en olvidar una imagen».