Madre, de Joaquín Sorolla
Madre es un cuadro del pintor español Joaquín Sorolla realizado en óleo sobre lienzo en 1895. De dimensiones 125 × 169 cm esta pintura es una de las más bellas y misteriosas del artista, y conmemora el nacimiento de Elena, la hija menor del pintor, el 12 de julio de 1895. Se expone en el Museo Sorolla de Madrid. Se conocen además varios óleos considerados trabajos previos para este lienzo, entre ellos un apunte del natural que representa a su mujer con la pequeña en la cama, pintado en 1895, y una cabeza de bebé fechada en torno a 1900.
Muestra en una escena íntima a la esposa de Sorolla, Clotilde García del Castillo, que reposa tras el parto de su hija menor, acostadas y casi totalmente tapadas con una colcha blanca de gran tamaño. Las cabezas de ambas emergen “suavemente” entre las sábanas y almohadas. Entre el sueño y el agotamiento, madre e hija descansan, la una vuelta hacia la otra, envueltas en un mar de blancos del que solo sobresalen la pequeña cabeza sonrosada de la recién nacida y la de la madre de una sutil lividez. El lienzo, además de ser un alarde técnico, es uno de los mejores ejemplos de la capacidad de Sorolla para transmitir, mediante su manejo de la luz y el color, intensas sensaciones físicas y climas anímicos igualmente intensos; la emoción del padre-marido y la mirada del pintor se han fundido en esa luz tamizada que acaricia esa blancura de donde emergen las dos cabezas, como si el mundo entero desapareciera ante la intimidad absorbente de ese momento de recogimiento.
La composición es mínima, minimalista diríamos hoy, estrictamente limitada a los escasos elementos figurativos que son las dos cabezas más la mano de Clotilde que busca a su recién nacida, y casi un solo color: el blanco, en todos sus matices. La precisión de Sorolla en describir la cualidad específica de la luz es, en este caso, extrema: la luz es una penumbra fresca que envuelve la escena como una bendición; tras los trabajos del parto, reina ahora el alivio, el descanso, la felicidad.
Tanto la composición como el encuadre y el tratamiento pictórico son de una rotunda modernidad, cercana en este caso al modernismo catalán. La aparente economía de medios da lugar en realidad a un verdadero recital, un pezzo di bravura en el tratamiento del color. Sorprende su madurez técnica en una fecha tan temprana (1895), lo que ha llevado a suponer que el cuadro está pintado en una fecha posterior, sobre los apuntes realizados en el momento del nacimiento.
Una auténtica obra maestra, y éste nuestro homenaje.