Recuerdos de la infancia que marcan la obra artística de Raúl Romero
Al entrar en la primera sala permanente dedicada a la obra Raúl Romero en España, en la galería Léucade de Murcia, donde se expone una colección de pinturas y dibujos inéditos del artista, se adivina la huella indeleble de su atormentada experiencia vital.
Su obra no deja indiferente a nadie. Lo que ve y cómo lo ve, sacude la mente del observador.
La sensibilidad artística pronto va a encontrar la manera de desplegarse. Se gesta ya en su infancia con los elementos que pueblan el universo, a veces convulso, en el que sobrevive y evoluciona.
Aproximación a la niñez del artista
Raúl Romero Altares nace en Madrid el día 30 de Abril de 1955 y su infancia transcurre entre los distritos de La Latina, donde viven sus padres, y la casa de los abuelos maternos, en Argüelles, a quienes visita de forma cada vez más prolongada, y donde acaba viviendo casi de modo permanente.
Cursa sus estudios primarios y de bachillerato en el madrileño instituto Ramiro de Maeztu. Entre otras materias, ya empieza a despuntar con calificaciones brillantes en la asignatura de dibujo.
En un entorno de convivencia familiar poco favorable y al inicio de los periodos estivales, el artista empieza a experimentar accesos depresivos, manías y obsesiones que no termina de comprender ni identificar.
Crisis soportadas casi siempre en silencio.
Poco después y por razones de economía familiar, es encomendado a la tutela del Patronato Familiar Antituberculoso que organiza colonias y campamentos en la provincia de Tarragona. Meses de retención en el Preventorio de La Sabinosa, lugar oscuro en un ambiente penitenciario y militar que el sistema utiliza para la «socialización» de niños de baja extracción social.
Sufrimiento y soledad en un espacio idílico teñido de opresión, miedo, carencias afectivas, dolor.
«Pocas cosas me han marcado en la vida como La Sabinosa«. Una experiencia cruel que más tarde el artista iba a trasladar a sus dibujos y sus cuadros.
«Yo quería ser pintor«.
El dibujo y la pintura siempre fueron su refugio en contra de los vaivenes anímicos.
Sólo pintaba para él.
Ahora, se puede admirar su legado artístico inmenso, descubierto tras su muerte y que creó por pura satisfacción con un intenso sufrimiento interior.