“De Zurbarán a Rothko”, en París
El Museo Jacquemart-André de París ha sido el lugar elegido por Alicia Koplowitz para mostrar por vez primera su colección de arte. Un total de 53 obras de su colección privada están ya expuestas –hasta el 10 de junio– en el museo parisino, en el que se pueden ver cuadros de Goya o Zurbarán, Picasso o Modigliani, esculturas de Giacometti o dibujos de Toulouse-Lautrec entre otros, algunos de ellos ocultos durante muchos años. La exposición titulada “De Zurbarán a Rothko” contiene piezas que pertenecen al fondo privado del Grupo Omega Capital y se exhiben en el Museo que fue residencia de la famosa coleccionista Nélie Jacquemart y su marido, Édouard André.
Según ha declarado Pablo Melendo, comisario de la exposición y amigo personal de la empresaria española, «A Alicia Koplowitz no le suelen interesar las obras más famosas y cotizadas de los artistas, sino que a lo largo de sus treinta años de dedicación al mundo del coleccionismo ha desarrollado una sensibilidad especial por las historias que hay detrás de cada cuadro o escultura y que, en muchos casos, suponen un punto de inflexión en la carrera del artista«. La exposición está planteada como un dialogo a través de los siglos y se muestran al público obras de Zurbarán, Tiepolo, Canaletto, Guardi y Goya junto a pinturas, dibujos y esculturas de Toulouse-Lautrec, Gauguin, Van Gogh, Picasso, Van Dongen, Modigliani, Schiele, de Staël, Freud, Rothko y Barceló, Giacometti, Bourgeois y Richier.
Este es tan solo un resumen grafico de la exposición, pero destacan varias piezas por si vais a la muestra: “retrato de Doña Ana de Velasco y Girón”, duquesa de Braganza, realizado por Juan Pantoja de la Cruz en 1603, que permanece intacta en su tela original; “Asalto a la diligencia”, uno de los cuadros más emblemáticos e irónicos de Goya, o la primera “Mujer de Venecia” de Giacometti.
«Cabeza y mano de mujer«, de Pablo Picasso (1921) 65,4 x 54,9 cm.
«La pelirroja con colgante» de Amedeo Modigliani (1918) 92 x 60 cm.
En las notas de la exposición, Koplowitz asegura que «el coleccionismo es un camino hacia el conocimiento» y hace un repaso somero de su interés temprano por el arte: su primera visita al Museo del Prado con siete años, el sueño de convertirse en una artista y su primera adquisición en París, una porcelana de Sèvres que compró en el Hôtel Drouot. «Cada una de las piezas que he comprado ha despertado un cierto tipo de sentimiento, incluso una pasión abrumadora. Esta exposición es el fruto de estas emociones, pasiones y recuerdos inolvidables que han sido, y continúan siendo, una parte integral de mi vida». A la sencilla pregunta de ¿Por qué no había expuesto antes su colección?, el comisario de la exposición declara: «Puede que por una razón tan sencilla como que nadie se lo había propuesto hasta la fecha. Supongo que todo depende de cómo se propongan las cosas. Los coleccionistas necesitan sentirse en buenas manos«. Sin comentarios.
«Violín y periódico», Juan Gris (1917) 92,3 x 60,3 cm.
«La lectora», de Henri de Toulouse-Lautrec La Liseuse (1889) 68 x 61 cm.
«Mujeres al borde de la ribera», Paul Gauguin (1892) 31,8 x 40 cm.
«Muchacha con abrigo de pieles», de Lucian Freud (1967) 61 x 51 cm.
«Mujer de Venecia I» de Alberto Giacometti (1956). Escultura en bronce, 105 x 14 x 30,5 cm.